En este caso, me gustaría compartir con vosotros algo más delicado, la metodología. Se trata de una experiencia labrada durante más de diez años en formación.
Para poder completar con éxito una formación virtual, hay una serie de factores y técnicas de aplicación a tener en cuenta que os muestro a continuación.
Comunicación:
Posiblemente sea lo menos cuidado y atractivo de un curso online para el formador. El objetivo de un formador es impartir con garantía la formación y, para ello, es necesario disponer de un feedback continuo de la evolución del curso.
Lo primero que tenemos que garantizar es la comunicación entre alumnos y profesor.
Una buena dinámica para comenzar es la presentación de cada uno de los alumnos del curso. Este apartado es muy importante, ya que puede determinar el destino del curso. Las preguntas que hay que responder deberían ser:
- Nombre: Para dirigirte al alumno con propiedad, aunque en la práctica no es fácil reconocer cuando habla uno u otro. Es bueno que apuntemos en una hoja de papel estos datos para luego poder reconocerlos más tarde.
- Puesto de trabajo: Su rol en el trabajo indicará también cuál es su objetivo en el curso.
- Conocimientos previos de la materia del curso: El objetivo es saber cuál es su nivel al comenzar el curso. Si es alto o bajo, si es un curso homogéneo para principiantes o para gente avanzada, si hay variedad de perfiles, etc.
- Expectativas del curso: Cuáles son a nivel individual los objetivos y planteamientos que tiene el alumno para el curso.
Debemos pensar que estamos en el aula con los alumnos, pero que no podemos verlos y la algunas veces ni siquiera oírlos. Es común que alguno de ellos no posea micrófono, o que no sea de calidad, o que no funcione. En estos casos debemos tener opción de utilizar los mensajes de chat, lo que nos obliga a tener el chat siempre a mano y vigilarlo en caso de que algún alumno pregunte por ese canal.
En el caso de que el chat no sea fácil de monitorizar, es recomendable hacer partícipes a todos los alumnos indicando que, si ven algo en el chat, lo comuniquen por micrófono para contestar lo antes posible. Este truco suelo usarlo mucho ya que los chats no suelen ser fáciles de visualizar mientras estás realizando un laboratorio o explicando un diagrama.
En el caso de que el chat no sea fácil de monitorizar, es recomendable hacer partícipes a todos los alumnos indicando que, si ven algo en el chat, lo comuniquen por micrófono para contestar lo antes posible. Este truco suelo usarlo mucho ya que los chats no suelen ser fáciles de visualizar mientras estás realizando un laboratorio o explicando un diagrama.
Durante el curso, sobre todo el primer día, se deben realizar preguntas y buscar comentarios para tener la impresión de los alumnos sobre la marcha inicial del curso. En ocasiones, los alumnos pueden tardar en contestar casi un minuto, pero es cierto que solo pasa al principio del curso. La mayoría de las veces suele ser porque no tienen el micrófono activado, no se esperan la pregunta o no les gusta hablar, pero al final siempre contesta alguien y, de hecho, los que contestan suelen estar activos e implicados durante toda la formación.
Procuro que la gente se involucre y comente, lo que da al profesor una garantía de que todo está yendo bien.
Laboratorios:
La forma de solucionar problemas suele ser más compleja que en un aula presencial, y estos problemas no deben bloquear un curso. En los cursos en los que uso máquina virtual suelo hacer una copia de la máquina por día (snapshot) para que la gente que se haya perdido en la práctica pueda continuar el día siguiente sin bloquear a los demás y no tener que abandonar el curso por no poder seguirlo. En ocasiones, aprovecho el inicio o el fin del curso para resolver esos problemas individualmente.
En una jornada de formación virtual da tiempo a muchas cosas, pero lo cierto es que no es igual a un aula en formación presencial. No podemos estar un día entero impartiendo teoría y no veremos las caras de los alumnos para ver si les está gustando o no. Para ello se alterna teoría, pizarra para explicaciones y prácticas sencillas con pocos pasos y muy claros, sobre todo al principio de la formación para que se aprecie que el curso es dinámico. Cada hora del curso, a lo sumo, hay que conseguir un feedback de los alumnos para comprobar que siguen ahí y que les es interesante lo que están aprendiendo.
También es bueno orientarse a los temas que dominan o conocen los alumnos para acercar el curso a sus casos particulares. Muchas veces los alumnos cuentan anécdotas y casos de uso interesantes que enriquecen el curso. Sorprende cuando a veces los participantes (aun procediendo de la misma empresa), tienen vivencias totalmente diferentes con las tecnologías/herramientas y el como a veces se crean conversaciones pueden aportar distintos puntos de vista o experiencias reales que añaden una enseñanza de gran valor al grupo de alumnos.
Cercanía:
Cuando hablo de cercanía me refiero a la habilidad del formador de tener empatía con los alumnos. Comprender su ánimo, contar algún chiste (relacionado con la materia a ser posible) para relajar el ambiente con el objetivo de conseguir alguna retroalimentación que sea franca y valiosa.
Esta parte es un arma de doble filo. La táctica de cercanía se utiliza para que los alumnos tengan la confianza de interrumpir para preguntar en cualquier momento. Es rozar un poco en lo personal y eso puede hacer que algunas personas se incomoden o no entiendan, que a veces la línea recta no es la distancia más corta entre dos puntos.
Sin embargo, si funciona bien, la cercanía hace más ameno y fructífero el curso. En los casos donde he aplicado la cercanía correctamente, con complicidad y compañerismos, los cursos han sido más agiles y eficaces, y los alumnos más puntuales e involucrados.
Durante la presentación de los alumnos puede verse cuando es posible ser mas cercano o cuando no. ¿Cuándo aplicarlo? No hay una respuesta que valga siempre para esta pregunta. Los alumnos tienen que demostrar cercanía en la presentación del curso, pero, aún así, en el caso de que haya alguno que no vaya a encajar, aunque sea solo uno, es mejor no aplicarlo y optar por mantener las formas y distancias reglamentarias.
El inicio y fin de las sesiones debe ser consistente y homogéneo, que los alumnos entiendan que es el inicio y que es el final. Al inicio, excepto en la primera sesión, es bueno hacer un repaso explicando lo que se hizo el día anterior. Eso da tiempo a que alumnos rezagados lleguen y que no se pierdan nuevo contenido (y no tengamos que volver a empezar para no perderlos durante el arranque del día).
Al finalizar la sesión, debería haber siempre cinco o diez minutos de comentarios y preguntas. Siempre empleo la frase “Dudas, preguntas, opiniones y críticas”. Es bueno, sobre todo en las primeras sesiones, que los alumnos indiquen el grado de satisfacción del curso, si hay que modificar algo: como el ritmo de exposición, o hacer las sesiones más prácticas, o subir o bajar el nivel del curso, etc. De esta forma, la calidad percibida de formación es mucho mayor.
Conclusión:
Con esta entrada pretendo que se comprenda la complejidad de una formación virtual y que, si tenemos en cuenta todo esto, podremos realizar con altas probabilidades de éxito. Hay que tener en cuenta muchos factores como hemos visto pero, para poder hacer las cosas bien, primero hay que saber qué es lo que no estamos haciendo o qué estamos haciendo mal.
En todos mis cursos, el último día, a última hora, siempre pregunto a mis alumnos que cambiarían del curso para mejorarlo la próxima vez porque, aunque seamos profesores, también tenemos mucho que aprender.