viernes, 17 de abril de 2020

Didácticas para formación virtual

En mi entrada anterior sobre Claves para la formación virtual, os comentaba cuales eran los factores y tecnologías para tener éxito en una formación virtual.
En este caso, me gustaría compartir con vosotros algo más delicado, la metodología. Se trata de una experiencia labrada durante más de diez años en formación.

Para poder completar con éxito una formación virtual, hay una serie de factores y técnicas de aplicación a tener en cuenta que os muestro a continuación.

Comunicación:
Posiblemente sea lo menos cuidado y atractivo de un curso online para el formador. El objetivo de un formador es impartir con garantía la formación y, para ello, es necesario disponer de un feedback continuo de la evolución del curso.
Lo primero que tenemos que garantizar es la comunicación entre alumnos y profesor. 
Una buena dinámica para comenzar es la presentación de cada uno de los alumnos del curso. Este apartado es muy importante, ya que puede determinar el destino del curso. Las preguntas que hay que responder deberían ser:
-       Nombre: Para dirigirte al alumno con propiedad, aunque en la práctica no es fácil reconocer cuando habla uno u otro. Es bueno que apuntemos en una hoja de papel estos datos para luego poder reconocerlos más tarde.
-       Puesto de trabajo: Su rol en el trabajo indicará también cuál es su objetivo en el curso.
-       Conocimientos previos de la materia del curso: El objetivo es saber cuál es su nivel al comenzar el curso. Si es alto o bajo, si es un curso homogéneo para principiantes o para gente avanzada, si hay variedad de perfiles, etc.

-       Expectativas del curso: Cuáles son a nivel individual los objetivos y planteamientos que tiene el alumno para el curso.

Debemos pensar que estamos en el aula con los alumnos, pero que no podemos verlos y la algunas veces ni siquiera oírlos. Es común que alguno de ellos no posea micrófono, o que no sea de calidad, o que no funcione. En estos casos debemos tener opción de utilizar los mensajes de chat, lo que nos obliga a tener el chat siempre a mano y vigilarlo en caso de que algún alumno pregunte por ese canal. 

En el caso de que el chat no sea fácil de monitorizar, es recomendable hacer partícipes a todos los alumnos indicando que, si ven algo en el chat, lo comuniquen por micrófono para contestar lo antes posible. Este truco suelo usarlo mucho ya que los chats no suelen ser fáciles de visualizar mientras estás realizando un laboratorio o explicando un diagrama.


Durante el curso, sobre todo el primer día, se deben realizar preguntas y buscar comentarios para tener la impresión de los alumnos sobre la marcha inicial del curso. En ocasiones, los alumnos pueden tardar en contestar casi un minuto, pero es cierto que solo pasa al principio del curso. La mayoría de las veces suele ser porque no tienen el micrófono activado, no se esperan la pregunta o no les gusta hablar, pero al final siempre contesta alguien y, de hecho, los que contestan suelen estar activos e implicados durante toda la formación. 
Procuro que la gente se involucre y comente, lo que da al profesor una garantía de que todo está yendo bien.

Laboratorios:
Durante los cursos, especialmente los que tienen una carga lectiva importante, hay que alternar teoría y práctica. En el apartado de prácticas hay que tener cuidado ya que las prácticas guiadas implican que hay que hacer contínuas pausas y preguntas para ver que los alumnos no se pierden y van bien las actividades propuestas.

La forma de solucionar problemas suele ser más compleja que en un aula presencial, y estos problemas no deben bloquear un curso. En los cursos en los que uso máquina virtual suelo hacer una copia de la máquina por día (snapshot) para que la gente que se haya perdido en la práctica pueda continuar el día siguiente sin bloquear a los demás y no tener que abandonar el curso por no poder seguirlo. En ocasiones, aprovecho el inicio o el fin del curso para resolver esos problemas individualmente.

Dinamismo:
En una jornada de formación virtual da tiempo a muchas cosas, pero lo cierto es que no es igual a un aula en formación presencial. No podemos estar un día entero impartiendo teoría y no veremos las caras de los alumnos para ver si les está gustando o no. Para ello se alterna teoría, pizarra para explicaciones y prácticas sencillas con pocos pasos y muy claros, sobre todo al principio de la formación para que se aprecie que el curso es dinámico. Cada hora del curso, a lo sumo, hay que conseguir un feedback de los alumnos para comprobar que siguen ahí y que les es interesante lo que están aprendiendo.

También es bueno orientarse a los temas que dominan o conocen los alumnos para acercar el curso a sus casos particulares. Muchas veces los alumnos cuentan anécdotas y casos de uso interesantes que enriquecen el curso. Sorprende cuando a veces los participantes (aun procediendo de la misma empresa), tienen vivencias totalmente diferentes con las tecnologías/herramientas y el como a veces se crean conversaciones pueden aportar distintos puntos de vista o experiencias reales que añaden una enseñanza de gran valor al grupo de alumnos.  

Cercanía:

Cuando hablo de cercanía me refiero a la habilidad del formador de tener empatía con los alumnos. Comprender su ánimo, contar algún chiste (relacionado con la materia a ser posible) para relajar el ambiente con el objetivo de conseguir alguna retroalimentación que sea franca y valiosa.

Esta parte es un arma de doble filo. La táctica de cercanía se utiliza para que los alumnos tengan la confianza de interrumpir para preguntar en cualquier momento. Es rozar un poco en lo personal y eso puede hacer que algunas personas se incomoden o no entiendan, que a veces la línea recta no es la distancia más corta entre dos puntos. 
Sin embargo, si funciona bien, la cercanía hace más ameno y fructífero el curso. En los casos donde he aplicado la cercanía correctamente, con complicidad y compañerismos, los cursos han sido más agiles y eficaces, y los alumnos más puntuales e involucrados.
Durante la presentación de los alumnos puede verse cuando es posible ser mas cercano o cuando no. ¿Cuándo aplicarlo? No hay una respuesta que valga siempre para esta pregunta. Los alumnos tienen que demostrar cercanía en la presentación del curso, pero, aún así, en el caso de que haya alguno que no vaya a encajar, aunque sea solo uno, es mejor no aplicarlo y optar por mantener las formas y distancias reglamentarias.

Inicio y fin de sesión:
El inicio y fin de las sesiones debe ser consistente y homogéneo, que los alumnos entiendan que es el inicio y que es el final. Al inicio, excepto en la primera sesión, es bueno hacer un repaso explicando lo que se hizo el día anterior. Eso da tiempo a que alumnos rezagados lleguen y que no se pierdan nuevo contenido (y no tengamos que volver a empezar para no perderlos durante el arranque del día).

Al finalizar la sesión, debería haber siempre cinco o diez minutos de comentarios y preguntas. Siempre empleo la frase “Dudas, preguntas, opiniones y críticas”. Es bueno, sobre todo en las primeras sesiones, que los alumnos indiquen el grado de satisfacción del curso, si hay que modificar algo: como el ritmo de exposición, o hacer las sesiones más prácticas, o subir o bajar el nivel del curso, etc. De esta forma, la calidad percibida de formación es mucho mayor.

Conclusión:
Con esta entrada pretendo que se comprenda la complejidad de una formación virtual y que, si tenemos en cuenta todo esto, podremos realizar con altas probabilidades de éxito. Hay que tener en cuenta muchos factores como hemos visto pero, para poder hacer las cosas bien, primero hay que saber qué es lo que no estamos haciendo o qué estamos haciendo mal.
En todos mis cursos, el último día, a última hora, siempre pregunto a mis alumnos que cambiarían del curso para mejorarlo la próxima vez porque, aunque seamos profesores, también tenemos mucho que aprender.

martes, 7 de abril de 2020

Claves para la formación virtual

Si me hubieran dicho hace unos años que ocurriría algo como el Covid-19, no me lo hubiera creído. Sin embargo, aquí estamos. En una situación de confinamiento sin precedentes y, tal vez, una oportunidad sin precedentes. De las grandes crisis se puede salir reforzado y, en este estado de confinamiento, la formación puede salir reforzada con la formación virtual.

Mi trabajo como formador me hace viajar por toda España y, a veces, fuera de ella. Aún así, vivo totalmente descentralizado: mi oficina está apenas a tres metros de mi dormitorio, mis reuniones se realizan online, y la comunicación con los clientes son vía telefónica o a través de videoconferencia.

Llevo ya unos cuantos años realizando formación virtual y por eso creo que es bueno contar mis impresiones y conocimientos sobre el tema y compartirlo con la comunidad. Pero lo que realmente interesa es cómo afrontar el día a día a la hora de realizar las formaciones.

En mi artículo Didácticas para la formación virtual explico los factores didácticos a tener en cuenta. En este caso nos centraremos en los factores técnicos.

Al grano

No es una tarea sencilla, ya que no es comparable tener a los alumnos delante o estar a cientos de kilómetros de distancia.

Debemos tener en cuenta diversas cuestiones que voy a resumir:

Consideraciones técnicas y de infraestructura

Debemos tener en cuenta que, para poder dar una formación online, una parte muy importante es planear con antelación las herramientas que vamos a necesitar y los temas que debemos cubrir para poder dar el curso con garantías de éxito. Las más importantes a tener en cuenta son las siguientes:

Ancho de banda del formador: Una de las primeras preguntas que hay que hacerse es: ¿Tengo capacidad para transmitir video y audio? ¿Cuánto tardaría en enviar información (ficheros grandes) a mis alumnos?
Es muy recomendable que el profesor posea un ancho de banda más que suficiente para transmitir y compartir información con los alumnos sin afectar a la conexión. Si tenemos otros equipos o programas en ejecución que usen el mismo ancho de banda, no está de más apagarlos durante las sesiones.
Los alumnos deben tener un ancho de banda suficiente para que puedan transmitir y recibir. En general los alumnos suelen tapar la webcam, deshabilitarla, o simplemente no tienen.

Requisitos del curso: Uno de los puntos críticos. Esta parte suele ser bastante compleja, ya que los alumnos en sus casas deben cumplir con los requisitos mínimos del curso. Los alumnos puede que tengan equipos de empresa en casa, pero no hay garantías de que tengan permisos de instalación o manipulación avanzada (Activación de Intel VT/AMD V para la virtualización). Incluso algunos no tienen equipo de empresa y usan el de sus casas, pudiendo ser insuficientes para recibir la formación o realizar las prácticas.
Estoy muy a favor del uso de virtualización para los cursos cuando son cursos técnicos, como por ejemplo VirtualBox de Oracle. La justificación de usar máquinas virtuales en mis cursos es tener controlado el entorno del alumno y que sea homogéneo para todos los participantes. De esta forma, los problemas son los mismos o son reproducibles por el profesor.

Herramientas del formador:
Siempre es necesario que el profesor tenga una serie de herramientas a su disposición. Estas herramientas dan un salto de excelencia a los cursos, lo que permite que sean de mayor calidad. En la siguiente lista indico las herramientas que deberíamos tener para facilitar y hacer más amena la formación:

  •  Webcam: Muy recomendable, casi obligatoria. Debe ser suficientemente buena para que nos vean en todo momento. Los alumnos no suelen compartir la imagen, pero el hecho de que los alumnos vean a una persona explicarse y apoyarse visualmente ayuda mucho a amenizar y personalizar el curso.


  • Carpeta compartida: Es recomendable que haya un punto común de compartición entre profesor y alumnos para pasar información, ejercicios resueltos, documentación, etc. Debe ser dinámica para que sea sencillo compartir algo en cualquier momento sin perder tiempo. En mi empresa tenemos una cabina Synology y suelo compartir una carpeta con los alumnos para que puedan obtener la información en tiempo real.

  • Pizarra: Ya sea física o virtual. Aunque no lo parezca, una buena webcam y una pizarra manual puede ser mejor que usar una pizarra virtual sin medios. Se pueden usar tabletas gráficas WaCom o similares y usar un pencil para pintar. En mi caso, trabajo con Mac y uso el iPad como pizarra. Si lo tenéis, podéis usar QuickTime Player para mostrar la pantalla del iPad en el escritorio y usar un Apple Pencil para pintar. Al terminar el dibujo se hace una captura y se comparte. Así de sencillo. Para la pizarra física, los alumnos pueden hacer una captura de pantalla o una fotografía, aunque esta última no lo aconsejo. El uso de una pizarra da dinamismo al curso, permite realizar resúmenes diarios que facilitan la comprensión y rompen la monotonía de un curso virtual.

  • Herramienta de videoconferencias: Este tema lo hablaré detenidamente en otra entrada de blog y lo enlazaré a este. Pero lo importante es saber que herramientas hay, cuál se puede utilizar (a veces las subvenciones en formación nos obligan a usar herramientas concretas), calidad de la herramienta, componentes específicos de formación, como formularios, chats, pizarras virtuales, etc. Existen muchas herramientas y más adelante resumiré las que más nos interesan. Una de las que más me gustan en cuanto a comportamiento es Zoom, sin embargo, tras sus últimas polemicas por su seguridad, ya no es tan atractiva.


Otras consideraciones:

  • Capacidad de alumnos y ancho de banda consumido por las herramientas: Muchas herramientas poseen de forma gratuita un número reducido de alumnos y otras exigen a mayor cantidad de alumnos mayor ancho de banda. Incluso hay herramientas point-to-point que permiten hacer videoconferencias usando redes locales como jitsy. Estas últimas son muy útiles cuando se imparten cursos mixtos (presencial y online) cuando todos los alumnos están ubicados en la misma red local.


  • Calidad de las video llamadas: Hay herramientas cuya calidad es espectacular y otras que hacen que la imagen no sea lo suficientemente buena. Imaginad estar compartiendo un escritorio donde no se ve Como comentaba en la entrada anterior, en casos especiales, una herramienta con streaming local funcionará mejor si están todos en la misma empresa, sin embargo, con una herramienta clásica de streaming remoto, usarán todos los participantes el mismo recurso de internet de la empresa, pudiendo colapsar el servicio.


  • Herramientas de formación: Existen tres tipos de herramientas de videoconferencias: orientada a llamadas simples, como por ejemplo Skype, orientada a reuniones profesionales, como Google Meet y orientadas a formación, como Cisco WebEx. Estas últimas poseen herramientas dedicadas específicamente para la impartición de cursos de formación, pero, a veces, esas herramientas son tan complejas de utilizar, que aportan ruido a un curso y hacen que los alumnos se pierdan en los detalles.


  • Compatibilidad: Hay que evaluar que la herramienta sea compatible tanto con el equipo del profesor como el de los alumnos. Las herramientas puramente web suelen ser claros ganadores, sin embargo, muchas de ellas usan plugins java o flash, siendo este último ya obsoleto y su ejecución es bastante compleja e, incluso, incompatible con ciertos navegadores y sistemas operativos presentes y futuros.


  • Homologación: Debemos pensar si la herramienta está homologada para su uso. Muy importante para cursos subvencionados, ya que son muy estrictos para estos temas. Las restricciones en cuanto a la plataforma online son muy grandes. Un ejemplo sería Classonlive, donde posee compatibilidad con los requisitos de la Fundae.



En resumen:


Con esta primera entrada intento que nos demos cuenta de cuales son los factores determinantes para que una formación online sea exitosa, ya que muchas veces damos por supuesto algunos de estos puntos que luego no son ciertos.